“Elogio a las ovejas negras de
la familia"
Las llamadas "ovejas negras" de la familia
son en realidad buscadores natos de caminos de liberación para el árbol
genealógico.
Aquellos miembros de un árbol que no se adaptan a
las normas o tradiciones del ‘Sistema Familiar’, aquellos que desde pequeños
buscaban constantemente revolucionar las creencias, yendo en contravía de los
caminos marcados por las tradiciones familiares, aquellos criticados, juzgados,
e incluso rechazados; esos, por lo general, son los llamados a liberar el árbol
de historias repetitivas que frustran a generaciones enteras.
Las "ovejas negras", las que no se
adaptan, las que gritan rebeldía, cumplen un papel básico dentro de cada
sistema familiar, ellas reparan, desintoxican y crean una nueva y florecida
rama en el árbol genealógico.
Gracias a estos miembros, nuestros árboles renuevan
sus raíces. Su rebeldía es tierra fértil, su locura es agua que nutre, su terquedad
es nuevo aire, su apasionamiento es fuego que vuelve a encender el corazón de
los ancestros.
Incontables deseos reprimidos, sueños no realizados,
talentos frustrados de nuestros ancestros se manifiestan en la rebeldía de
dichas ovejas negras buscando realizarse. El árbol genealógico, por inercia
querrá seguir manteniendo el curso castrador y tóxico de su tronco, lo cual
hace la tarea de nuestras ovejas una labor difícil y conflictiva.
Sin embargo, ¿quién traería nuevas flores a nuestro
árbol si no fuera por ellas? ¿Quién crearía nuevas ramas? Sin ellas, los sueños
no realizados de quienes sostienen el árbol generaciones atrás, morirían
enterrados bajo sus propias raíces.
(Texto: Natalia Ramírez)
Al leer el
texto que abre nuestro nuevo post, no pude menos que hacer una especie de viaje
al pasado, para darme cuenta de que, de alguna manera, yo fui la “oveja negra” de mi familia.
Ahora, que
acabo de volver de mi tierra, lo que nos dice esta introducción, me otorga una
nueva mirada, ya que tengo todo ese bagaje familiar muy fresco que experimenté
durante todo este último mes, lejos de lo que he construido. Pude darme cuenta
de esa carga que pude dejar atrás, que pude sanar.
Es algo que
se trae en el inconsciente, desde el preciso momento en que nacemos (o quizás
desde que somos gestados) la carga de mandatos familiares, pautas, costumbres e
inclusive hasta enfermedades.
Terminar con
todo eso no es fácil, creo que en todas las familias hay una “oveja negra” que
rompe (muchas veces de manera radical y definitiva) el mandato de lo que se
espera de ella.
Otras
veces, no es necesario desaparecer, ni cortar relaciones, ni siquiera ser ‘el
diferente’.
Basta
sencillamente con romper una pauta que se repite generación tras generación.
Viendo el
transcurso de mi vida, me declaro “oveja negra”. Aquella que dio el
salto, la que se atrevió, la que desafió lo que se esperaba de ella y rompió la
pauta.
Y tú, ¿compartes
lo expuesto?
¿Te
consideras oveja negra o en general sigues los mandatos por inercia, o sin
cuestionarlos?
¿Crees
que ser “oveja negra” pueda llegar a tener un matiz positivo?
...dinos qué opinas, sabes que nos gusta leerte.
Luna & Alma