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lunes, 5 de noviembre de 2018

Ovejas negras


Elogio a las ovejas negras de la familia"


Las llamadas "ovejas negras" de la familia son en realidad buscadores natos de caminos de liberación para el árbol genealógico.

Aquellos miembros de un árbol que no se adaptan a las normas o tradiciones del ‘Sistema Familiar’, aquellos que desde pequeños buscaban constantemente revolucionar las creencias, yendo en contravía de los caminos marcados por las tradiciones familiares, aquellos criticados, juzgados, e incluso rechazados; esos, por lo general, son los llamados a liberar el árbol de historias repetitivas que frustran a generaciones enteras.

Las "ovejas negras", las que no se adaptan, las que gritan rebeldía, cumplen un papel básico dentro de cada sistema familiar, ellas reparan, desintoxican y crean una nueva y florecida rama en el árbol genealógico.

Gracias a estos miembros, nuestros árboles renuevan sus raíces. Su rebeldía es tierra fértil, su locura es agua que nutre, su terquedad es nuevo aire, su apasionamiento es fuego que vuelve a encender el corazón de los ancestros.

Incontables deseos reprimidos, sueños no realizados, talentos frustrados de nuestros ancestros se manifiestan en la rebeldía de dichas ovejas negras buscando realizarse. El árbol genealógico, por inercia querrá seguir manteniendo el curso castrador y tóxico de su tronco, lo cual hace la tarea de nuestras ovejas una labor difícil y conflictiva.

Sin embargo, ¿quién traería nuevas flores a nuestro árbol si no fuera por ellas? ¿Quién crearía nuevas ramas? Sin ellas, los sueños no realizados de quienes sostienen el árbol generaciones atrás, morirían enterrados bajo sus propias raíces.

(Texto: Natalia Ramírez)

Al leer el texto que abre nuestro nuevo post, no pude menos que hacer una especie de viaje al pasado, para darme cuenta de que, de alguna manera, yo fui la “oveja negra” de mi familia.


Ahora, que acabo de volver de mi tierra, lo que nos dice esta introducción, me otorga una nueva mirada, ya que tengo todo ese bagaje familiar muy fresco que experimenté durante todo este último mes, lejos de lo que he construido. Pude darme cuenta de esa carga que pude dejar atrás, que pude sanar.


Es algo que se trae en el inconsciente, desde el preciso momento en que nacemos (o quizás desde que somos gestados) la carga de mandatos familiares, pautas, costumbres e inclusive hasta enfermedades.


Terminar con todo eso no es fácil, creo que en todas las familias hay una “oveja negra” que rompe (muchas veces de manera radical y definitiva) el mandato de lo que se espera de ella. Otras veces, no es necesario desaparecer, ni cortar relaciones, ni siquiera ser ‘el diferente’. Basta sencillamente con romper una pauta que se repite generación tras generación.


Viendo el transcurso de mi vida, me declaro  “oveja negra”. Aquella que dio el salto, la que se atrevió, la que desafió lo que se esperaba de ella y rompió la pauta.


Y tú, ¿compartes lo expuesto? ¿Te consideras oveja negra o en general sigues los mandatos por inercia, o sin cuestionarlos? ¿Crees que ser “oveja negra” pueda llegar a tener un matiz positivo? ...dinos qué opinas, sabes que nos gusta leerte.

Luna & Alma