lunes, 31 de diciembre de 2018

Tu burbuja interior, tu espacio personal

“Tan necesaria como a veces difícil de alcanzar, así es la paz interior. Vivimos en una sociedad donde no paramos quietos ni un solo momento. Tenemos todo tipo de preocupaciones diarias que lo único que consiguen es que nuestra mente rebose hasta decir ‘basta’. Trabajo, vida social, pareja, amigos... queremos abordar todos los aspectos de nuestra vida con la máxima eficacia, pero no siempre es posible. Por falta de tiempo o dinero no podemos dedicarle el tiempo que nos gustaría. Y todo esto provoca que de vez en cuando suframos algún que otro cuadro de estrés o ansiedad, que lo único que consigue es que la situación empeore.
‘Cuanto más tranquilo se vuelve un hombre, mayor es su éxito, sus influencias, su poder. La tranquilidad de la mente es una de las bellas joyas de la sabiduría.”
(James Allen)

Mientras leía el párrafo que abre este post, conecté con la imagen que suelo siempre guardarme en mis imágenes mentales. Refleja exactamente lo que siento con mucha frecuencia: la necesidad de espacio personal, silencio interior, aislamiento o como cada un@ quiera llamarlo.

Es tan implacable la presión social, en las relaciones, en el trabajo, en nuestro propio rendimento, que solemos caer en estados de estrés que nos sumen muchas veces hasta en enfermedades. Nos autoexigimos muchas veces en medidas tan grandes que sólo nos genera frustración y enojo el no poder ‘estar a la altura’ de las circunstancias, de lo que se espera de nosotr@s, de lo que el otro pretende, etcétera. Y en esa autoexigencia está la trampa.

Es decir, lógicamente tenemos que cumplir con nuestro trabajo, con nuestras responsabilidades, con nuestros compromisos. Pero mi pregunta es: ¿hacemos algo para poder salir de esa vorágine que en muchas ocasiones nos ahoga?

Hace mucho tiempo ya, me inventé ‘mi burbuja personal’, es mi espacio sagrado les diría. No estoy para nadie, simplemente, me recluyo, y en esa reclusión hago lo que me da la gana; leo, escribo, escucho música, medito, simplemente estoy en silencio, pinto, o cierro los ojos y me escucho, sencillamente escucho el latido de mi corazón. Es un tiempo que me tomo a diario. Es la forma que encontré para reciclarme, para recargarme, para reconectar conmigo. Y es gratis.

¿Te animas a compartir tu forma de verlo? ¿Te tomas tus tiempos? ¿Respetas esos momentos? ¿Cuáles son tus recursos?
Luna & Alma

lunes, 24 de diciembre de 2018

Magia

“Es importante recordar
que todos tenemos magia dentro de nosotros.”
(J. K. Rowling)

(haz 'click' sobre la imagen)

Creo que si hablamos de magia, la mayor parte de nosotros pensará a algún libro o película de fantasía. O sino un hombre haciendo “trucos” más o menos elaborados. De niños nos quedábamos a boca abierta cuando hacían aparecer una moneda detrás de nuestra oreja; y cuando nos fuimos haciendo más grandes, ya no nos era tan fácil sorprendernos. De este modo comenzamos a considerar mágico sólo esos estados imaginarios y de ilusión de nuestra infancia, tal vez ligados a algún que otro recuerdo o fecha significativa.

Sin embargo, consideramos que la magia sea otra cosa, o ¿cómo llamarías tú cuando apenas conoces una persona y te parece hacerlo de toda una vida? O justamente en días como hoy, cuando en lo más profundo deseas una cosa, y el Universo entero parece responderte en simples detalles, ¿cómo lo explicarías? ...simplemente magia.

Magia es ese instante que te emociona; el que tu alma guarda y guardará por siempre como algo inolvidable y especial, por cómo te hizo sentir... vivo.

Hoy no hay preguntas, sino nuestro más sincero deseo para ti... que puedas reconocer esa magia que seguramente llevas dentro; también aquella que te rodea. Que la disfrutes y la vivas plenamente; hoy, mañana y siempre.

Con cariño, Felices Fiestas, de Alma & Luna

lunes, 17 de diciembre de 2018

La pasión

“Todos tenemos una pasión. Lo único que has de hacer es encontrarla. Has de encontrar lo que te gusta mirar y mirarlo, lo que te gusta hacer y hacerlo. Esto requiere tiempo y pasión.
Y recuerda que todo el mundo tiene dos aniversarios: el día en que nace y el día en que despierta a la vida.
Seguramente despertarás a la vida cuando descubras para qué estás en este mundo. Y ese día será fascinante.
Y eso te aportará otros aniversarios, porque cuando descubres para qué estás en este mundo, lo que sigue es imparable.
Quien tiene un porqué para vivir, puede enfrentarse a cualquier cómo.”

(Fragmento de “Los secretos que jamás te contaron: ...”, Albert Espinosa)


Cuando hablamos de pasión tendemos a pensar en relaciones amorosas, sexo, erotismo y todo lo que se relacione con el placer y la sensualidad. Lo sexual, está directamente conectado con la creación, con el impulso que gesta. Es una energía poderosísima que podemos ampliar hacia otros aspectos de nuestras vidas.

La pasión como impulso vital, como motor para despertar (tal como dice el texto) a la vida.

Conectas entonces con tu creatividad, con esa búsqueda de lo que quieres hacer más allá de lo cotidiano, aquello que te aporte esa especie de descarga de adrenalina y que te haga sentir que estás en esta vida por un motivo. Quizás buscar ese motivo es lo que te haga encontrar tu pasión, o viceversa. El sentido de tu vida, ese porqué, que a veces nos hace entrar en un bucle sin respuesta satisfactoria.

¿Cuál es tu pasión? si es que la tienes...
¿Crees de verdad que es así como se expresa en este párrafo?
¿Qué es el impulso vital para ti?

Luna & Alma

lunes, 10 de diciembre de 2018

Libertad

“La censura es siempre un instrumento político,
no es cierto un instrumento intelectual.
Instrumento intelectual es la crítica,
que presupone el conocimiento
de aquello que se juzga y combate.
(...)
Censurar es destruir.”
(Federico Fellini)
Uno de los derechos fundamentales del ser humano es la libertad. No sólo la libertad física, también aquella del espíritu. La libertad del ser en sí mismo, la libertad de credo, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión. Y esto es válido para ti, para él, para ella, para ellos más allá, y para mí también. No importa si a ti no te gusta lo que él piensa; o si a ellos no les agrada como ella se viste; o si a mí me disgusta la música que tú escuchas, las películas que decides ver o los libros que eliges leer. Lo único que importa, lo realmente esencial y fundamental, es que esa libertad que cada uno tiene derecho a ejercer, no atente contra la del otro.

La cuestión es tan simple que me resulta paradójica la dificultad de llevarlo a la práctica. Entonces, ya que iniciamos citando a un gran director de cine, continuamos y hacemos referencia a una película extraordinaria... “Explícame como si yo fuera un niño de siete años...” y esto, amigos míos, se puede hacer en pocas palabras: ambición... poder... supremacía.

Son éstas las cosas que atentan a la libertad, y a nuestro derecho de ejercerla. Cuando una persona por algún motivo –a mí desconocido–, termina convenciéndose que aquello en lo que cree, que sus ideas, sus gustos personales, etcétera, son mejores que los del otro, es cuando inician los problemas. Se rompen relaciones de amistad y de pareja; se crean conflictos en los ambientes educativos, laborales, de entretenimiento y, obviamente, en el familiar. Y, cuando esta persona convencida de que lo que piensa es mejor, o en lo que cree lo es, en definitiva, que él es mejor que el resto que lo rodea, está en una posición de poder, bueno, aquí comienza directamente a ser peligroso. Porque lo más probable es que esta persona haga un abuso de su posición, ¿cómo? Para iniciar cambiando las reglas del “juego” de forma arbitraria de un momento al otro; si a esto muchos se rebelaran, llega la censura... hasta finalizar en una dictadura. Y de éstas hay muchas más de las que se puedan imaginar.

¿Qué piensas? ¿Ha pasado que te has sentido superior a otro simplemente por pensar distinto? ¿O que el otro te haya hecho sentir que era superior a ti por lo mismo? ¿Has sufrido algún tipo de censura? Cuéntanos todo lo que piensas.
Alma & Luna

lunes, 3 de diciembre de 2018

Agradece a la gota que colmó el vaso

“Agradece la gota que colmó el vaso,
es la semilla del cambio que pedías.”
(del web)
¿Cuántas veces hemos dicho: “Esta es la gota que colma el vaso”?

Tantas y tantas, ¿no es así? Sin embargo, otras tantas hemos “hecho la vista gorda” y seguimos como si tuviéramos un piloto automático, o sencillamente, estuviéramos como anestesiados ante ciertas circunstancias que se repiten una y otra vez en nuestras vidas.

Aguantamos en nombre de la familia, de evitar el conflicto, en nombre del trabajo, entre amigos, en las relaciones sociales e incluso con nosotr@s mism@s internamente. Nos soportamos, aunque una y otra vez tropecemos con la misma piedra. Nos cuesta que esa gota llegue a colmar el vaso. Pareciera que siempre hay un poquito de espacio para seguir acumulando.

Acumulando tristeza, dolor, enfado, rabia, insatisfacción  y un largo etcétera de emociones y sentimientos que –justamente, como dije antes– nos van aletargando. Por fin un día, llega la bendita gota que colma y desborda el vaso. Y ahí, casi podría decirte, que se produce el milagro. Puedes ver por fin. Puedes tomar decisiones, puedes cortar, romper, cambiar, manifestarte, comunicar o sencillamente decir “hasta aquí”.

¿Te apetece compartir opiniones, o contarnos cuales son tus “gotas”? O ¿no eres de l@s que dejan que el vaso se colme? ¿Haz dicho muchas veces: “hasta aquí”?

Te esperamos!
Luna & Alma



lunes, 26 de noviembre de 2018

Con la misma moneda

“Antes de embarcarte en un viaje de venganza,
cava dos tumbas.”
(Confucio)
Creo que a todos alguna vez nos ha venido el deseo de venganza; sea por una cuestión sin mayor importancia, o por una gran ofensa. En la mayoría de los casos –quisiera creer–, esto queda en eso, un impulso del momento que no pasa a mayores. Pero, ¿qué me dicen de “pagar con la misma moneda”? No hablo de un “ojo por ojo”, ya que soy de la idea de Gandhi, que al final todos quedaríamos ciegos; pero sí de comportarnos como un espejo, hacer ‘reflejo’ de aquello que el otro nos da, del cómo nos trata. ¿Por qué debería yo tratar con simpatía y de forma cariñosa a quien sistemáticamente lo hace con indiferencia?, ¿simplemente porque es mi esencia?

No, no creo sea justo; no creo que haga bien, a nadie.

En lo personal puedo decir, que actúo como me gustaría actuaran conmigo. Cuando era pequeña mi padre siempre me repetía: “no hagas lo que no te gustaría te hagan a vos”, y eso me ha quedado grabado en el alma. Entonces, si a mí me gusta, por ejemplo, que cuando envío un mensaje, se me responda medianamente pronto; si alguien me escribe, no me tardaré semanas en responderle. Ahora mi pregunta sería, ¿por cuál razón no debería reservar al otro el mismo trato que he recibido?

Y creo que la respuesta es bastante simple. Porque es sólo cuestión de comprender que somos todos diferentes, y en tal modo, actuamos de distintas maneras. Aunque también es cierto, que podemos querer a ese otro, o nos puede “gustar”, y viceversa; y aún así las decisiones, o los modos de hacer de ese otro, pueden no gustarnos, nos pueden molestar, nos pueden hacer enfadar, o hasta nos pueden herir. Y entonces, ¿qué hacer? ¿estaríamos “justificados” de actuar como el otro, de hacer en el mismo modo que tanto nos ha molestado o herido?

No, no creo tampoco sea el camino. No por mucho tiempo, al menos. Es decir, si me respondes mal sin ningún motivo, pues podré hacerlo yo también para que me digas si te gusta. Pero si la del otro es una actitud constante, pues entonces directamente me alejaré, sin peleas, ni discusiones, ni confrontación alguna. Porque creo que ninguna “venganza”, ni “pagar con la misma moneda”, ni nada que implique ser diferente a nuestra esencia, podrá jamás hacernos felices, por el contrario, esto solamente podría erosionarnos, destruirnos por dentro. Dejaríamos de ser quienes somos, y ¿por qué? ¿para parecernos a aquello que nos ha dañado? No vale la pena.

¿Qué piensas al respecto? ¿alguna vez has “pagado con la misma moneda” o te has vengado? y esto, ¿te ha hecho sentir mejor?

Alma & Luna

lunes, 19 de noviembre de 2018

Limites


“Dicen que:
‘nadie cambia de la noche a la mañana’
pero se equivocan,
uno se puede levantar un día y decir:
‘ya no más’.”
(del web)


Hemos escuchado incontables veces, que hay que aprender a poner límites, que tal y como dice esta cita, un día te levantas y dices : “Ya no más…”
También se ha dicho hasta el cansancio que nadie cambia de la noche a la mañana, que en realidad, “nadie cambia” que ya traemos incorporado lo que traemos y que es muy difícil, por no decir imposible, un cambio.
Sin embargo, yo creo que sí cambiamos (aunque sea a nuestro pesar, o aunque no nos demos cuenta). Cambiamos simplemente porque vamos creciendo, envejeciendo, y por lógica, nuestra forma de ver las cosas evolucionan, se modifican y esto, trae cambios.

Pero hay también muchas personas que se aferran por ejemplo a sus creencias, y no hay forma de moverlas de una postura, un prejuicio, o una costumbre. Y aquí es donde entran en juego las interacciones en las relaciones del orden que sean.
¿Tenemos entonces que “aguantar o soportar” que el otro sea así?
En nombre del cariño que le tenemos (o nos tienen) hay que mirar para otro lado o justificar determinadas conductas. Y no hablo de cosas graves, sino simplemente de formas de proceder, de hablar, de manifestarse.
¿Hasta cuando tenemos que aguantar, o tienen que aguantarnos?
Yo estoy convencida de que hay de verdad un día en que una se planta y dice: “Hasta aquí”.

En esta ocasión voy a personalizar con algo mío. He descubierto no hace mucho, que yo con lo que no puedo es con el desamor. Puedo perdonar, aceptar, incluso aunque me enoje, aguantar. Pero no puedo con el desamor. Ese es mi límite. La no consideración, la manera agresiva de hablarme, o simplemente el “no registro” de lo que soy puede acabar con una relación del orden que sea.

Y para ti… ¿cuál es tu límite? ¿Crees de verdad que no podemos cambiar? ¿Sientes que has cambiado o en el fondo sabes que no lo harás?

Esperamos tus comentarios como siempre!
Luna & Alma

lunes, 12 de noviembre de 2018

Fábulas

“Digamos que existen dos tipos de mentes poéticas:
una apta para inventar fábulas
y otra dispuesta a creerlas.”
(Galileo Galilei)

Y yo hoy me pregunto, ¿por qué nos gustan tanto las fábulas? Preferimos los cuentos de hadas, las historias rosas, la poesía, antes que la realidad tal y como es. Parece que elegimos sistemáticamente creer a una ilusión, que ver lo que evidentemente tenemos en frente.

Obviamente no estoy hablando de libros y lecturas, sino del día a día. Hace unas semanas ví un post en Tumblr que me hizo reír (míralo aquí si quieres); y la risa fue provocada porque es así, preferimos una burbuja, aunque una parte nuestra sepa que lo es. Lo terminé de confirmar leyendo un comentario, una crítica sobre un relato, los otros días. El relato describía una escena de la vida de una pareja normal, un día común y corriente en la vida de ésta, y la crítica no era otra cosa que alguien diciendo que dicha escena era “aburrida” porque no pasaba nada más que una pareja desayunando y conversando, sin sexo y sin más... y de repente me acordé de este video: https://www.youtube.com/watch?v=2MXV9bc8-nY

Entonces vuelvo al inicio, ¿por qué algunos prefieren las fábulas? No niego que hubo un tiempo en el que yo también estaba dispuesta a creerlas, pero ya no. Todas esas historias prefiero dejarlas para los libros o para las películas al máximo; pero no con las personas. No necesito a alguien que me diga lo especial que soy (eso ya lo sé... jajajajaja... bromeo, hagamos liviano este lunes de reflexión), ni tampoco que soy única, o indispensabile, o perfecta... no, nada de eso. Respeto y aprecio muchísimo más quien se me para delante con el coraje de mirarme a los ojos diciéndome la verdad, su verdad; y dándome así la posibilidad de elegir qué hacer con ella. Pero sin engaños.

Tal vez me he enredado mucho; tal vez no he sido tan clara en desarrollar esta idea. La cuestión en definitiva es: ¿no es mucho mejor lo real que una mentira?; ¿quién es más amigo, alguien que nos halaga todo el tiempo o alguien que, aún a costo de discutir y pelear, nos marca los defectos y errores? ¿Es preferible que alguien se acerque mostrando un fingido interés, un mágico y fulminante enamoramiento; o que directamente, sin vueltas, aclare sus reales deseos?

Yo a esta altura de mi vida tengo muy claras estas respuestas... ¿y tú?

Alma & Luna

lunes, 5 de noviembre de 2018

Ovejas negras


Elogio a las ovejas negras de la familia"


Las llamadas "ovejas negras" de la familia son en realidad buscadores natos de caminos de liberación para el árbol genealógico.

Aquellos miembros de un árbol que no se adaptan a las normas o tradiciones del ‘Sistema Familiar’, aquellos que desde pequeños buscaban constantemente revolucionar las creencias, yendo en contravía de los caminos marcados por las tradiciones familiares, aquellos criticados, juzgados, e incluso rechazados; esos, por lo general, son los llamados a liberar el árbol de historias repetitivas que frustran a generaciones enteras.

Las "ovejas negras", las que no se adaptan, las que gritan rebeldía, cumplen un papel básico dentro de cada sistema familiar, ellas reparan, desintoxican y crean una nueva y florecida rama en el árbol genealógico.

Gracias a estos miembros, nuestros árboles renuevan sus raíces. Su rebeldía es tierra fértil, su locura es agua que nutre, su terquedad es nuevo aire, su apasionamiento es fuego que vuelve a encender el corazón de los ancestros.

Incontables deseos reprimidos, sueños no realizados, talentos frustrados de nuestros ancestros se manifiestan en la rebeldía de dichas ovejas negras buscando realizarse. El árbol genealógico, por inercia querrá seguir manteniendo el curso castrador y tóxico de su tronco, lo cual hace la tarea de nuestras ovejas una labor difícil y conflictiva.

Sin embargo, ¿quién traería nuevas flores a nuestro árbol si no fuera por ellas? ¿Quién crearía nuevas ramas? Sin ellas, los sueños no realizados de quienes sostienen el árbol generaciones atrás, morirían enterrados bajo sus propias raíces.

(Texto: Natalia Ramírez)

Al leer el texto que abre nuestro nuevo post, no pude menos que hacer una especie de viaje al pasado, para darme cuenta de que, de alguna manera, yo fui la “oveja negra” de mi familia.


Ahora, que acabo de volver de mi tierra, lo que nos dice esta introducción, me otorga una nueva mirada, ya que tengo todo ese bagaje familiar muy fresco que experimenté durante todo este último mes, lejos de lo que he construido. Pude darme cuenta de esa carga que pude dejar atrás, que pude sanar.


Es algo que se trae en el inconsciente, desde el preciso momento en que nacemos (o quizás desde que somos gestados) la carga de mandatos familiares, pautas, costumbres e inclusive hasta enfermedades.


Terminar con todo eso no es fácil, creo que en todas las familias hay una “oveja negra” que rompe (muchas veces de manera radical y definitiva) el mandato de lo que se espera de ella. Otras veces, no es necesario desaparecer, ni cortar relaciones, ni siquiera ser ‘el diferente’. Basta sencillamente con romper una pauta que se repite generación tras generación.


Viendo el transcurso de mi vida, me declaro  “oveja negra”. Aquella que dio el salto, la que se atrevió, la que desafió lo que se esperaba de ella y rompió la pauta.


Y tú, ¿compartes lo expuesto? ¿Te consideras oveja negra o en general sigues los mandatos por inercia, o sin cuestionarlos? ¿Crees que ser “oveja negra” pueda llegar a tener un matiz positivo? ...dinos qué opinas, sabes que nos gusta leerte.

Luna & Alma


lunes, 29 de octubre de 2018

Sin querer(te)

“La gente siempre te hará daño alguna vez.
El dolor forma parte de la vida.

Lo importante es que tú sepas
quién lo hace sin querer
y quién lo hace sin quererte.”
(del web)


Todos en algún momento hemos herido a alguien que queríamos o que nos quería; y a su vez, hemos sido heridos por alguien. Es ley de vida, es inevitable se podría decir. Pero, como bien dice la cita que encabeza la entrada, la diferencia está en quien lo hace “sin querer” y quien lo hace “sin quererte”... todo se resume a esto en definitiva.

Porque, como ya dijimos puede pasar que uno lastime al otro; pero en el momento que esto ocurre, se entra en conflicto, con uno mismo –en el mejor de los casos– y con el otro. Entonces, es en aquí que quien ha sido herido puede, y debe, expresar este dolor, este malestar, ante una situación o gesto que le ha hecho daño. Y se supone, que si la otra persona realmente nos quiere, nos aprecia, no repetirá lo sucedido...

¿Pero qué pasa cuando sí se repite? ...pues creo que entonces es uno que se debe hacer las preguntas, y obviamente, encontrar las respuestas. Que éstas también pueden doler, pero con el tiempo –tal vez– aprendemos qué es mejor.

Tú qué crees, ¿hasta cuándo o hasta qué punto se debe soportar que otro nos lastime, por acción u omisión, simplemente porque “nos quiere”?

[Atención, cuando hablamos de “herir o lastimar”, no nos referimos a violencia física, o psicológica, o maltrato de ningún tipo, esto nunca y bajo ningún motivo debería ser tolerado.]

Alma & Luna

lunes, 22 de octubre de 2018

Arrepentimientos

“Si quieres ser feliz, recuerda:
que el pasado es un lugar de referencia,
no un lugar de residencia.”
(del web)

Creo que de alguna forma, en algún momento de nuestras vidas, todos hemos mirado hacia atrás y nos hemos “arrepentido” de una o de muchas cosas. El pasado está ahí, como una referencia muchas veces demasiado presente, aunque parezca un contrasentido. La vida transcurre con esa percepción que nos impide seguir adelante o nos llena de dudas.

Cuando tomamos una decisión o hacemos algo, ponemos nuestra energía en lo que queremos hacer y lo hacemos desde el estado de conciencia que tenemos en ese momento. Creemos que es lo mejor. Y justamente en ese “creemos que es lo mejor” está la clave de todo. Porque a toro pasado es fácil decir “me arrepiento”, “no debería haber hecho esto o aquello”, “ si lo hubiera pensado mejor” y un largo etcétera. Hoy lo vemos desde la óptica de nuestro presente, con todo lo vivido desde aquel momento, hasta el día de hoy. Por supuesto que hoy no habríamos actuado así, quizás, pero en ese instante era lo mejor que podíamos hacer, o sentir, o pensar.

Y de nada sirve culparnos. Pero lo de la culpa es otro tema y ya lo hablaremos otro día, ¿sí?. Hoy quisiéramos saber: ¿sueles estar mucho tiempo en tu pasado? ¿Te arrepientes con frecuencia de cosas que has hecho? ¿Cambiarías muchas cosas de las que hiciste o de las que no hiciste?

Como siempre te decimos, esperamos tus comentarios, porque nos interesa y nos encantará leerte!

Luna & Alma


lunes, 15 de octubre de 2018

No...

“Aprender a decir que NO es un lujo.
NO quiero,
NO me gusta,
NO tengo ganas.
Todo eso es sano.”
¿Por qué cuesta tanto decir que “NO”?

Parece mentira, pero una de las cosas más difíciles es aprender a decir que “NO”. Esto es porque, muchas veces, decir que sí es mucho más simple y nos crea menos problemas. Al menos en apariencia, ya que tratar de quedar bien con todos es prácticamente imposible. Entonces decir que “no” puede ser la mejor forma para evitar otras complicaciones o problemas en futuro.

Es sólo cuestión de respetar aquello que realmente sentimos o deseamos; y no dejarnos influenciar por el miedo a ser excluídos por los otros. Comprender que siempre será mejor ser “rechazados” por lo que realmente somos o pensamos, que ser aceptados por una falsedad. Porque decir que “NO”, no significa ser maleducados, simplemente es poner límites; para uno mismo, y para los demás.

Tú, ¿sabes decir “no”? ¿Te cuesta mucho hacerlo?
Como siempre, cuéntanos tu parecer, tu opinión, nos interesa.
Alma & Luna

lunes, 8 de octubre de 2018

El motor de tu vida

“El deseo y el deber surgen de la necesidad, y son motores de nuestra conducta.
El aparato psíquico humano, escindido, tiene la función de administrar las necesidades del cuerpo, y divide estas necesidades entre las que considera deseos y las que considera deberes.”
(Manfredo Teicher)


Mientras miro esta imagen, vienen a mi mente muchísimas decisiones, actos, hechos en los cuales, tomamos un camino “equivocado”. Pero ¿de verdad es un camino equivocado? ¿Es un error, o es una decisión basada más en el deber que en el deseo? ¿Sabemos escuchar nuestro deseo, o nos dejamos llevar por lo que se espera de nosotr@s, por lo que es “correcto” o porque corresponde?

Durante mucho tiempo no supe escucharme. No sé porqué, quizás simplemente no fui educada para eso. Siempre había hecho lo que se esperaba de mí. No supe reconocer hasta muchos años después la desconexión entre lo que quería y lo que debía. O como debía funcionar para estar en consonancia ambas partes.

¿Tú crees que esta escisión tiene que ver con la educación recibida? ¿Es un problema cultural? ¿O tiene que ver con el carácter de cada uno? ¿Qué es lo que te mueve a ti en ese primer impulso? ¿El deber o el deseo?


Luna & Alma


lunes, 1 de octubre de 2018

Correr detrás


“¿Por qué correr detrás de alguien
que sabe donde estás?”
(pregunta leída en el sitio de redpsi.instagram)


¿Cuántas veces lo hemos hecho? Y, obviamente, no hablo de hacerlo de forma real; sino eso que, algunos más y otros menos, todos hacemos. Vamos detrás de algunas personas, como si tuviésemos la necesidad de sentirnos ¿queridos?, ¿necesitados?, ¿qué? Y, mientras “corremos” detrás de estas personas, no nos damos cuenta de lo que dejamos en nuestro camino... de a quienes dejamos por ir detrás de.

Y me pregunto, y te pregunto, ¿vale la pena?, ¿o es como ir a la búsqueda de la olla con las monedas de oro del final del arcoiris?

A veces pienso que es un vacío personal. Tal vez, en un cierto momento no nos sentimos satisfechos con nosotros mismos, o con nuestras relaciones sociales, o con aquellas personales (familia, pareja, amigos), y proyectamos en estas personas nuestros anhelos; aunque ellos sistemáticamente, nos demuestren que no nos necesitan, que no nos quieren... no al menos en la medida de nuestras expectativas, o del modo que nosotros quisiéramos.

Como siempre, te pido que nos dejes lo que te viene en mente, lo que te salga del corazón, lo que desees.

Alma & Luna

lunes, 24 de septiembre de 2018

Cambios

“Esperar el cambio en el otro...”
(...mientras uno sigue haciendo lo mismo.)

¿Cuántas veces pretendemos que sea el otro el que cambie, que nos entienda, que se haga cargo, que tenga en cuenta etcétera? ¿No es así?

En general, en todas las relaciones, del orden que sean, desde las más íntimas hasta las que nos vinculan con la sociedad (trabajo, estudio, interacción con el mundo) estamos en constante intercambio de opiniones, acciones y sentimientos, y cuando algo o alguien entra en discordia nos enfrentamos a un conflicto.

Evidentemente cada uno tendrá su opinión y su forma de ver las cosas. Sin embargo, en muchas ocasiones, creemos que es el otro el que tiene que cambiar de opinión, de forma de sentir, o de tratarnos, porque si cambia el otro, entonces todo seguirá como tiene que ser.

Es un reclamo bastante frecuente aunque creamos que no. “Tú tienes que cambiar, tú no ves como son las cosas, tú tienes que hacerlo de esta forma”… y una larga cola de etcéteras que seguramente a tod@s nos resuenan.

Hay veces en que uno tira más del otro y a veces llegamos a un límite en el que pretendemos que todo de un giro. Pero, si durante tanto tiempo hemos mantenido la misma pauta, ¿podemos exigirle al otro que cambie? O si esa pauta ya no nos satisface, ¿tenemos que ser nosotros los que cambiemos?

¿Hay que esperar el cambio? O si intentamos “darle la vuelta a la tortilla” el otr@ también por una especie de acción transitiva se verá involucrado y tendrá una reacción a su vez, ¿o no? ¿Cambio yo y cambia todo? ¿Puedes ponerte en el lugar del otro si hay cosas que ves que no funcionan?

Como siempre, decinos qué pensas, nos importa.
Luna & Alma

lunes, 17 de septiembre de 2018

Miradas

“Con la mirada se aleja y se atrae,
se promete y se amenaza,
se reprende y se da aliento,
se ordena y se veda,
(...)
se ríe y se llora,
se pregunta y se responde,
se concede y se niega.”
(Ibn Hazm de Córdoba)

Cuánto que hace una mirada, ¿no? Pero el tema es, ¿cuántas veces miramos y cuántas simplemente vemos? Porque definitivamente no es lo mismo. Para entender más lo que quiero decir, te invito a ver este video... por favor, tómate unos minutos.




Entonces, ¿qué te pareció? Te soy sincera -como siempre-, yo me quedé pensando mucho cuando lo ví por primera vez. Pensé a todas esas veces que creemos mirar al otro, a lo que nos rodea, y lo único que estamos haciendo es verlo; porque no prestamos atención. Lo hacemos todos... vos, ellos, yo. Todos; quien más, quien menos. Por la sociedad moderna en la que vivimos, la cual tiende a un tipo de “egoísmo o egocentrismo”, una especie de aislamiento; por los ritmos laborales, por la influencia de las nuevas tecnologías, por tantos motivos diferentes. Es como la diferencia entre “oír y escuchar”.

Me gustaría que comentes todo lo que te ha provocado el video, que reflexiones con nosotras. No hay límites, ni de palabras, ni de nada, ya sabes. Y también vuelvo hacerte una invitación, esta vez a leer un blog (“Siete en Familia”, de Ángel St), en particular modo esta entrada; que justamente, fue la que hizo me decidiera a publicar hoy lo que desde hace tiempo era sólo un borrador.

Yo quisiera mirarte a través de tus letras, ¿nos miramos?

Alma & Luna


lunes, 10 de septiembre de 2018

Destino

“La elección, no la casualidad
determina tu destino.”
(Aristóteles)
“El destino es el que baraja las cartas,
pero nosotros somos los que jugamos.”
(William Shakespeare)

Hoy la propuesta nace de tres citas diferentes, de autores históricamente conocidos. Tanto la de Aristóteles como la de Shakespeare, tienen el mismo sentido; es decir, a pesar de todas las circunstancias vitales y experiencias, somos nosotros, con nuestras elecciones, los que vamos tejiendo nuestros destinos. Habrá veces que sentiremos que todo está escrito, pero, si nos basamos en estas dos aseveraciones, cada acción emprendida es la que determinará nuestro presente y nuestro futuro.

Tener entonces la plena conciencia de que somos los hacedores de nuestro destino, nos mantendrá conectados en el momento presente y nos proyectará hacia el futuro.

Sin embargo, Miguel de Cervantes, da la vuelta totalmente a estas dos primeras diciendo...

“Lo que el cielo tiene ordenado que suceda,
no hay diligencia ni sabiduría humana que lo pueda prevenir.”
(Miguel de Cervantes)
Así estaríamos en manos de nuestro destino, y nos encaminaríamos inevitablemente hacia él. Cada acción, reacción o elección, sería fruto de ese sino inevitable. Lo cual tampoco sería desestimable, porque entonces, de alguna forma nos liberaría de vivir planificando o rigidizando nuestra vida.

Creo entender entonces que en esta definición también entra una parte más espiritual, más aferrada a la fe y a las creencias. E igualmente, más allá de todo, no me parece tan descabellada.

Y tú… ¿con cual te identificas? ¿Crees en el destino? ¿Sientes que lo vas construyendo con tus acciones y elecciones? O ¿te inclinas más a sentir que de alguna forma todo lo que está dispuesto para ti, es inevitable? Y en efecto tus acciones están encaminadas hacia ese destino; y esto ¿quiere decir que no puedes manejarlo?
Luna & Alma

lunes, 3 de septiembre de 2018

Volver

“No hay nada como volver a un lugar que no ha cambiado,
para darte cuenta de cuánto has cambiado tú.”
(Nelson Mandela)

¿Nunca les ha pasado de volver a un sitio, que a simple vista está igual a cuando se fueron y, sin embargo, sienten que es totalmente diferente? Pues eso es porque, como dice la cita de Nelson Mandela, los que hemos cambiado somos nosotros.

A nosotras nos ha pasado infinidad de veces... y es que un@ guarda en la memoria el recuerdo del afecto, es decir, lo que ha vivido allí, con quien lo ha compartido. Sin tener la plena consciencia, que la vida ha continuado a transcurrir, para todos, como lo ha hecho para un@ mism@.

Pese a esto, en lo personal me gusta “volver”; me gusta notar que he cambiado; que ya no soy la misma; que, en el mejor de los casos, he aprendido... y, muchas veces, me gusta que el otro también note todo esto.

Así que aquí estamos, de vuelta... con ganas renovadas, con inquietudes nuevas y con muchísimos deseos de seguir compartiendo con ustedes todo esto.

Alma & Luna
¿Escuchamos música?


lunes, 6 de agosto de 2018

Cerrado por vacaciones!


Querid@s amig@s!

Hemos cumplido seis meses de charlas, comentarios, reflexiones y, sobre todo, mucha empatía...

Lo que empezó como una idea (quizás algo difusa) se transformó en un compromiso de parte nuestra hacia to@s ustedes, que fielmente nos han acompañado desde el primer post.

Teníamos dudas, teníamos ganas, teníamos mil cosas para compartir y se fueron cumpliendo de a poco todas nuestras expectativas (aunque no haya que tenerlas como hemos expuesto en algún post); gracias a ustedes que fielmente nos han respondido y han participado con tantas ideas y reflexiones preciosas.

Ahora, llega el momento de parar un tiempo para retomar en setiembre con más ganas, con más temas, con más fuerza este reto que nos ha enamorado. Estar presentes todos los lunes con una pequeña "píldora" que nos haga parar un segundo la locura de la rutina y dejar reflejado lo que sentimos.

Volveremos con las pilas cargadas y todo el entusiasmo!
¡HASTA LA VUELTA!

Luna & Alma